Mi trabajo artístico surge del diálogo con la experiencia humana como un territorio etéreo, en constante movimiento y transformación. A través del color y el trazo exploro lo intangible, lo inacabado y aquello que resulta difícil de nombrar, creando puentes visuales entre la memoria, el tránsito y la emoción.
Mi obra se nutre de la observación cercana de personas y contextos diversos. Más allá de categorías fijas, me interesa el movimiento como proceso vital: cuerpos y emociones que avanzan incluso en escenarios de incertidumbre.
Trabajo con líneas, marcos y espacios incompletos como una invitación a sentir aquello que suele quedar fuera del discurso. Concibo cada pieza como una obra abierta que se completa en el encuentro con quien la observa.
